Las organizaciones que experimentan y aprenden más rápido que otras son las que tienen éxito.
Las organizaciones ágiles están fundamentalmente aprendiendo. Organizaciones en todos los niveles; ya sea pequeño y específico (por ejemplo, esta función no se vendió bien, así que vamos a cambiarla) o grande y sistémico (tenemos que cambiar nuestro modelo de gobierno basado en esta nueva información). Aprender es más que solo observar. Es tomar las observaciones, determinar su valor, para internalizar y entonces convertirlo en la nueva realidad para la organización.
A veces referida como una mentalidad de aprendizaje, la aplicación de una mentalidad de crecimiento, tiene como resultado una mejora continua. Ciclos de retroalimentación, tales como “Inspeccionar y adaptar” y, las prácticas, como las retrospectivas, habilitan a equipos, divisiones y organizaciones para mejorar lo que hacen y (más importante) cómo lo hacen. Como el leñador que se niega a afilar su hacha porque tiene demasiados árboles que talar, las organizaciones que no mejoran tanto la forma en que trabajan como sus productos en última instancia, serán superadas por la competencia en el mercado.
Esto también tiene el importante concepto de bajar el ritmo. Crear el espacio para frenar, identificar oportunidades, experimentar, y aprender. Los individuso que habitualmente trabajan a su máxima capacidad, generalmente son hiper enfocados en su trabajo, por lo que no pueden identificar oportunidades para mejorar. Bajar el ritmo también ayuda a desarrollar la habilidad de resiliencia hacia el cambio, es decir la capacidad lidiar mentalmente con el cambio organizacional y la adaptación.
La capacidad de experimentar, fallar rápidamente (con un "radio de explosión" limitado) y recuperarse más rápido, es crítica para contar o desarrollar una mentalidad de crecimiento. No pienses en el fracaso como en cometer un error, sino más bien como una oportunidad para aprender. Las organizaciones pueden crear un ambiente en donde es "seguro fallar", reconociendo que el fracaso es parte del trabajo diario y no algo por lo que culpas o juzgas a la gente. Algunas organizaciones van más allá mediante la introducción de mecanismos de soporte formales como la definición de KPIs de fallos, o informales como el desarrollo de experimentos paralelos, (y seleccionando la opción de mayor rendimiento) o simplemente proporcionar un entorno donde aprender del fracaso sea fácilmente identificado, reconocido y premiado.
Tu meta es promocionar una cultura de aprendizaje y experimentación a lo largo de toda la organización
Di "No sé".
Una cultura de aprendizaje comienza con el liderazgo de los gerentes poniendo el ejemplo. Los líderes necesitan reconocer: "No sé" y "Vamos a averiguarlo juntos". Los equipos necesitan tiempo para explorar e investigar nuevas ideas, incluso si pueden fallar. Comienza usando el lenguaje de la experimentación y recompensa la evidencia de aprendizaje, en lugar de la respuesta.
Celebra el fracaso y el aprendizaje
Si bien tener una mentalidad de crecimiento significa estar dispuesto a empujar los límites y probar cosas nuevas, también viene con una realidad proporcional del fracaso. El fracaso debe ser visto como una oportunidad para aprender, en lugar de un fracaso por hacer. Promueve ceremonias que reconozcan, celebren y premien la experimentación y el aprendizaje del fracaso. La adopción de prácticas como KPIs de fracaso y retrospectivas de experimentación son algunas herramientas efectivas disponibles para ti.
Acortar lazos de retroalimentación
La retroalimentación puede provenir de muchas fuentes diferentes; clientes, colegas, socios, etc. Independientemente de su fuente, la capacidad de escuchar y utilizar este La retroalimentación es fundamental para una organización de aprendizaje. Cuanto más rápido puedas aprender, cuanto más rápido te adaptarás. Desarrollar procesos para capturar retroalimentación tan pronto como sea posible razonablemente posible y compártelo con los equipos apropiados para que puedan actuar sobre ella rápidamente. Establécete un objetivo para reducir a la mitad tu ciclo de retroalimentación actual.
Tenemos una expectativa organizacional de aprendizaje y experimentación. El fracaso no es visto como un error, sino más bien como una oportunidad para aprender.
Ofrecemos un entorno donde es "seguro fallar". Animamos a la gente (especialmente a los líderes) a hablar y compartir sus fracasos como oportunidades de aprendizaje.
Regularmente (pero con seguridad) empujamos a líderes y equipos fuera de sus zonas de confort para crear oportunidades de crecimiento personal.
El aprendizaje ya no es solo “seguro”, sino esperado. Tenemos una organización que requiere (y financia) personas para experimentar, fracasar y aprender.
Existen, a nivel equipo, ciclos de retroalimentación (por ejemplo, "inspeccionar y adaptar") y prácticas asociadas (como las retrospectivas). Los equipos se centran en mejorar lo que hacen y (lo más importante) cómo lo hacen.
La mejora de procesos es provocada generalmente por un impulso interno a mejorar y estar más centrado en el cliente.
Una cultura de aprendizaje con ciclos de retroalimentación y prácticas asociadas han permeado en toda la organización. Equipos, divisiones y toda nuestra organización se centra en mejorar tanto lo que hacen y (lo que es más importante) cómo lo hacen.
Hemos construido una cultura de excelencia a través del aprendizaje y la experimentación. Es una parte crítica de quienes somos.